por Rodrigo Moreno Elizondo
Las muestras de desborde político del INJUVE alimentaron paulatinamente medidas encaminadas a su despolitización y a la recuperación como mecanismo integrador de la juventud. Aunque en septiembre de 1976 se anunció que el INJUVE no desaparecería, la designación de Silvia Hernández, como directora a fines de año anunció los rumbos de la nueva política. La nueva dirección rechazó la utilización política de los afiliados distinguiendo entre adoctrinamiento y politización. A esta última la consideraba necesaria para volver a los jóvenes participativos y críticos para afrontar los problemas sociales.
Pero la nueva dirección enfrentó la crítica de la juventud politizada a los vicios del pasado que salieron a flote a propósito de los responsables de las delegaciones estatales contra empleados y alumnos. A principios de mayo de 1977 jóvenes de la Escuela Normal y de la Preparatoria del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, integrantes del INJUVE local, rechazaron una nueva designación de dirigente local por las represalias contra el alumnado, logrando posponer la designación hasta la conclusión de una investigación. Del mismo modo, en octubre de dicho año jóvenes de Tabasco se solidarizaron con la lucha salarial de trabajadores de un local de Tabasco, tomando las instalaciones y colocando una bandera rojinegra bajo la demanda de destitución del dirigente de la Casa de la Juventud. Tras varios días y discusiones los manifestantes también lograron sus demandas. La labor de politización y cobijo organizativo el INJUVE se volvió contraproducente en la medida que la juventud subvirtió y cuestionó a la institución, sus mecanismos y criticó sus vicios.
Así comenzó una política de reorientación de los programas que priorizó el adiestramiento en oficios, artes, carreras profesionales, mundo del trabajo, derechos y obligaciones y servicios turísticos que prefiguró la desarrollada ampliamente por la nueva institución que sustituyó al INJUVE. Dicha reorientación se hizo realidad en el marco de la reforma política que buscó integrar al amplio espectro de oposición de izquierda. A mediados de 1977 el INJUVE convocó a algunas organizaciones con representantes de enseñanza media superior a discutir la manera de integrar la participación política de los jóvenes en el marco de la reforma política. En menos de cuatros meses se confirmó la desaparición del instituto y la transformación de la política juvenil para dejar de ser recreativa y política en aras de adquirir un carácter orientado hacia capacitación laboral, empleo, educación, deporte y salud para integrar a la población juvenil menor de 25 años.
El resultado fue la creación del Consejo de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA) en noviembre de 1977, con la acción conjunta de diversas instituciones. Con el CREA se relanzó un proceso de recomposición del consenso y de la dominación entre dicho segmento poblacional. Se pretendía desaparecer la política independiente con otra política, pero aquélla seguía ahí. Pero revisar esa historia va más allá de los apuntes compartidos en estas entregas. Se vuelven parte de las tareas de la reconstrucción y estudio de esa historia de la juventud a la que invité a mi audiencia hace algunos años y a la que los invitó como lectores en esta ocasión.