por Andrea Torrealba
IG: antorrean
Durante el siglo XIX se llevaron a cabo dos guerras clave entre el imperio chino y los británicos. El conflicto produjo una tensión social al interior de China al ponerse en duda la hegemonía del imperio oriental. Nuestro objetivo es mostrar cómo la escritura de la historia en China se vio conflictuada a partir de las contundentes derrotas frente a los europeos y la creciente influencia cultural que impulsaron en el territorio durante este periodo.
El primer enfrentamiento fue testigo de la victoria naval de los británicos (1839- 1842). Tras la firma de los tratados desiguales algunos puertos imperiales se abrieron al comercio europeo. La defensa de las costas y la recuperación de los puertos violados fue el objetivo defensivo del emperador Xianfeng, lo cual provocó una segunda ofensiva europea (1857-1860). La tecnología llevó a los europeos a la victoria y los tratados surgidos de este enfrentamiento fueron más humillantes que los anteriores.

El objetivo inglés no había sido conquistar China, controlar el territorio o crear un protectorado, lo que se buscaba era abrirChina, tanto para las transacciones comerciales como para el orden diplomático occidental: ingresaron productos, se exportaron bienes de lujo, y diplomáticos, comerciantes y misioneros tuvieron acceso al territorio imperial.
Las guerras del opio trajeron diversas consecuencias, entre las que reconocemos un cambio en las formas de escritura de la historia. La dicotomía entre la metodología occidental y los valores de la China antigua se contrapusieron en las formas de representar al mundo. Prueba de ello es el libro El gran viaje del doctor Cande Liu E (1907). Este texto es considerado una de las últimas expresiones de la literatura clásica imperial. El protagonista es el doctor Can, un médico autodidacta que mezcla la tradición médica ancestral china con las técnicas introducidas por Occidente. Su historia comienza al soñar a China como un barco hundiéndose y, al despertarse, decide emprender un viaje por las provincias de su patria para salvarla del desastre.
Uno de los pasajes donde se hace evidente la relación entre el relato y la situación china, es cuando Lao Can visita a un anciano en Shantung que sufre de una extraña enfermedad (el cuerpo se le llenaba de yagas y era imposible detener su aparición). Lao Can le confiesa que existe el remedio inmediato, el cual consiste en aplicar una cura proveniente de los conocimientos adquiridos de manera reciente (haciendo referencia al conocimiento occidental); pero, que si lo que desea es prevenir que la enfermedad vuelva a surgir, se le debe de aplicar los métodos antiguos para su cura. Este pasaje es una metáfora acerca de China y su decadencia: podrá salir de su condición enferma si se aplican remedios occidentales, pero si lo que realmente se busca es recuperar la salud del imperio, es necesario volver a las raíces, recordar y aplicar el saber milenario.
Desde principios del siglo XIX los estudios históricos chinos habían vuelto la mirada hacia las raíces fundadoras del imperio. La historiografía se fundamentó en la recuperación de autores clásicos, en la tradición confuciana y en representar la heroicidad de la dinastía Han. Se empezó a teorizar sobre la pertinencia de ciertas fuentes y su objetividad, cuestión presente en la academia europea contemporánea. Sin embargo, la dicotomía cultural producida por la injerencia europea quedó de manifiesto en la metodología de las ciencias sociales: el saber clásico, la cultura milenaria asiática, se encontraban enfrentadas a la tecnología y al saber práctico de Occidente. ¿Cómo salvar esta contradicción? ¿Cómo seguir siendo el gran imperio sin perder la identidad cultural? En el caso de la historiografía aparece primordial la reflexión sobre una metodología que permitiera acercarse a la verdad, empirista y apegada al Estado. El historiador Liu Xincheng defiende la idea de que la historiografía china se enfrentó de manera conflictiva a los postulados occidentales de la metodología científica y la verdad universal, aunque la idea de retornar a la historiografía china clásica la hizo acercarse más al tipo de producción occidental.
Las consecuencias de las guerras del opio han sido estudiadas desde diversas perspectivas (económicas, políticas, sociales, religiosas, etc). Sin embargo, debemos poner atención también en las consecuencias que este choque cultural provocó en la metodología de las ciencias sociales y en las formas de escritura y representación del mundo. La historiografía china vivió un cambio veloz y nos resulta evidente la necesidad de mirar y construir un balance sobre este proceso.