por Mariana Terán
He sido partícipe de un conjunto de actividades donde sus organizadores han convocado a rememorar el trienio liberal. Llama la atención que, a diferencia de otros eventos y fechas conmemorativos, el trienio sea una voz en el desierto tanto en España como en México, desconozco otros países de América Latina. Ya veremos la serie de actividades que se den cita para la conmemoración de nuestra independencia en 2021.
¿Qué fue el trienio liberal? Fueron aquellos años en los que, por el pronunciamiento de Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, el rey Fernando VII se vio obligado, que no convencido, a jurar la Constitución de 1812. Como lo sabemos, el primer periodo de su vigencia fue entre 1812 y 1814 cuando el rey estaba en cautiverio; a su regreso en 1814, el rey derogó la Constitución y durante seis años se restableció lo que se conoce como “absolutismo”, en el sentido de no tomar en cuenta los principales postulados liberales de aquella constitución como la división de poderes, la ciudadanización, la soberanía nacional, los procesos electorales y los ámbitos de representación político territorial. A partir de 1820 entra en vigencia por segunda ocasión la Constitución gaditana para regir a la nación española.
La importancia del trienio liberal y, por tanto, de recordarlo y apreciar su potencia histórica, es que en esos años, tanto en España como en América española, se dieron procesos institucionales que bien podemos llamarlos revolucionarios, como el liberalismo, no precisamente entendido como el que impulsaron de manera exclusiva las elites, sino aquel que logró trasminarse en la cultura política de los pueblos para exigir su ayuntamiento constitucional, reconocer las ventajas del código de 1812 y al mismo tiempo, darse cuenta que el tema de la ciudadanía no podía ser una factura común entendida en el mismo sentido por las distintas corporaciones sociales. Revolución en el sentido de participación amplia, diferenciada y en distintos campos de intervención política para las corporaciones que vivieron los años de 1808-1835.
Se ha explicado que la clave que comunica los capítulos del reformismo borbónico y el federalismo mexicano es justo la revolución de la Constitución de la Monarquía Española, promulgada el 19 de marzo de 1812 y restablecida, gracias al movimiento de Rafael de Riego, en marzo de 1820, hace 200 años. Su capacidad de intervención no sólo fue en el nivel macro, la importancia de esta carta es que transformó las formas de representación política en el nivel provincial y municipal a través de las nuevas instituciones como las diputaciones provinciales y los ayuntamientos constitucionales. No fueron nuevos nombres; fue una nueva organización y administración territorial que incidió en una nueva cultura política.
Propongo centrar la atención en torno al trienio liberal en una serie de aspectos, que desde luego estén abiertos al diálogo en el blog de Atarraya:
- El trienio liberal ayuda a la comprensión de la proliferación de ayuntamientos constitucionales y también a reconocer que no solo el trienio liberal, sino el movimiento encabezado por Agustín de Iturbide, coexistieron e impulsaron el que cada provincia contara con diputación.
- 1823 fue significativo por el pronunciamiento del Plan de Casa Mata que exigió una convocatoria para un nuevo congreso constituyente, pero también en que en agosto de ese año se firmaron los Tratados de Lagos, donde se estableció por conveniencia política de ambas partes, la soberanía compartida entre estados y centro que llegara a caracterizar la primera experiencia federal mexicana.
- El trienio liberal, si bien fue iniciado con el pronunciamiento de Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, no debe entenderse como un movimiento propio de la península. Fue un movimiento político y social que involucró lo que entonces se conoció como la nación española; para el caso novohispano-mexicano entre 1820 y 1823 proliferaron diputaciones y ayuntamientos, se consumó la independencia, se sentaron las bases del primer imperio y quedó trazada la estructura territorial de carácter confederal con la que iniciaría la vida republicana.
Las instituciones académicas, políticas y culturales están preparando programas conmemorativos para el 2021 donde las figuras de Agustín de Iturbide, Juan de O´Donojú, Vicente Guerrero serán recordadas y, esperemos reinterpretadas. Pero que en este 2020 no pase desapercibido que hace 200 años, el revolucionario trienio liberal potenció y ayudó a hacer posible la forma de gobierno republicana.