(Parte II )
por Sofía Aguilar Mancera
Una película como Suffragette puede ser discutida en el salón de clase para acercarse a una época y a un momento de la historia, y lograr la concreción de las abstracciones que implica enseñar y aprender sobre el pasado. Pero también es útil para identificar la multicausalidad histórica, para promover la empatía histórica y para hacer un análisis de las películas como producciones propias de su tiempo.
En la historia, las transformaciones ocurren como resultado de la conjunción de una diversidad de circunstancias, es decir, existe una multicausalidad. Aunque Suffragettese centra en la experiencia personal de Maud Watts, los y las estudiantes podrán advertir que ella es afectada por circunstancias y procesos históricos en los que está envuelta: las terribles condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera en Inglaterra, la notable inserción de las mujeres en los espacios académicos, laborales y de opinión pública, la falta de representación de sus intereses en la agenda política y la radicalización de algunas asociaciones de mujeres a causa de la indiferencia de los gobernantes.

El referente audiovisual de Suffragette invita al alumnado a contemplar situaciones distintas –en tiempo y espacio– a las propias y a intentar comprenderlas en lugar de juzgarlas. Los filmes transmiten y provocan sensaciones y sentimientos, nos permiten empatizar con los seres humanos que vemos en pantalla. Al observar, a través de los ojos de Maud, la vida de una mujer obrera en las primeras décadas del siglo XX, los y las estudiantes podrán percibir a las sujetos históricas como cercanas y tendrán una idea más clara de los abusos domésticos y laborales que padecían la mayoría de las mujeres –en la cinta perpetrados por el esposo de Violet Miller, Benedict Haughton, el señor Taylor (jefe en la lavandería) e incluso el esposo de Maud, Sonny–; de lo que implicaba no tener independencia económica de una figura masculina, no tener potestad sobre sus propios hijos e hijas, ser estigmatizadas en su entorno social por demandar sus derechos y ser reprimidas violentamente por las autoridades policiales –en el caso de Maud, por el inspector Steed y sus oficiales.
A veces, las películas pueden decir más de la época en la que fueron producidas que de aquella de la que tratan. En este sentido, ofrecen la posibilidad de estudiar las reinterpretaciones de la historia y cómo cambian según el contexto en el que fueron creadas. Así, los profesores y las profesoras pueden orientar el análisis hacia las condiciones de aparición de la cinta, su intención y los valores de la sociedad que la concibió. No es coincidencia que en el 2015, en el contexto de la cuarta ola del feminismo, se haya estrenado una película dirigida, producida y mayormente protagonizada por mujeres, que además recupera parte de la historia del movimiento sufragista –el movimiento que logró el reconocimiento legal y político de las mujeres en Inglaterra y en otras latitudes– e incita a valorar los logros de generaciones precedentes de mujeres y a reflexionar sobre lo que falta por hacer para conseguir la plena igualdad entre mujeres y hombres.
En suma, si bien las películas pueden ser útiles para la enseñanza de la historia, no basta con proyectarlas; es necesario que los y las docentes tengan objetivos de aprendizaje claros y, que en función de ellos, guíen al alumnado en un examen cuidadoso de lo ocurre en pantalla. A través de los filmes se pueden enseñar y aprender tanto sobre procesos históricos como actitudes que formen a los y las estudiantes.