por Rolan Eduardo Soto López
@rolanhisto
La conmemoración del bicentenario de Independencia de HONDURAS que tiene lugar en septiembre de 2021 coincide con la implementación de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDES). Estas zonas, se crean cuando un país brinda condiciones preferenciales para que se establezcan en un determinado territorio, entre estas, exenciones aduaneras, servicios públicos y en general, escenarios favorables para la acumulación del capital privado y la inversión extranjera. Además, en el país hondureño se lleva a cabo una campaña política y el llamado a elecciones presidenciales a realizarse en noviembre de este año.
Al calor de este panorama, algunos sectores de la población critican la conmemoración de la Independencia. En las redes sociales y medios tradicionales de comunicación, se expresa el descontento o desacuerdo con los eventos conmemorativos y la independencia de Centroamérica de 1821, con respecto al imperio español. Afirman que no existe tal independencia o esta se pone a debate. Los que están de acuerdo sostienen que la independencia es un hecho, sin negar que los países independizados fueron presa de otros colonialismos, inglés, norteamericano, por ejemplo.
Desde la opinión pública se percibe a las ZEDES como un colonialismo, lo que demuestra que no se puede hablar de la independencia de Honduras. Las ZEDES serán ubicadas en zonas estratégicas y tendrán formas propias de organización y administración. Para quienes se oponen a la ZEDES, este proyecto se lee, analiza y crítica, desde la herencia o legado del “Enclave Bananero”, que consistió en la penetración del capital estadounidense en la economía y política hondureña, a través de las plantaciones bananeras de inicios del siglo XX.
Desde el discurso oficial las ZEDES son, como su nombre lo indica, zonas de desarrollo, que tendrán un impacto positivo en el país y su población. Algunos medios de comunicación hacen eco de este discurso, recurriendo al pasado para justificar tal proyecto. El Comejamo, un medio de comunicación digital que en su entrada del 24 de junio de 2021 señaló “Hablar de ZEDES es hablar del pasado en el paíspareciera que la historia se repite,para muchos, desarrollo para el país y para otros, venta de nuestro territorio, ¿qué verdad hay atrás de todo esto?Para entender un poco repasemos la historia de las bananeras que enclavadas en el Aguan, el Ulua y gran parte de La Ceiba crearon polos de desarrollo de las que muchas ciudades se beneficiaron.” El artículo continúa señalando que “el capital extranjero, la vida en las plantaciones de banano cambió el rumbo de muchos pueblos.” Por la llegada del capital extranjero, es posible que, “11 mil hondureños hoy tengan un empleo digno” y “muchos hondureños seguimos gozando de esas inversiones.”
El extracto anterior es sólo una muestra de los discursos proyectados sobre las ZEDES, principalmente de la manera en que se recurre al pasado como recurso legitimador. Por su parte, los opositores a las ZEDES y a las conmemoraciones de la independencia “usan el pasado” para comunicar un discurso o un contradiscurso destinado a defender u oponerse a la injerencia, tanto pasada como presente, de presencias extranjeras: proyectos políticos y económicos; imaginarios y herencias del pasado.
En resumen, en Honduras, existe una memoria dividida respecto a la conmemoración del bicentenario de Independencia. A lo que se suma, la crisis política y social, al parecer “continuada”. Entre descontento e incertidumbre y ante dos escenarios, el triunfo de la oposición o la permanencia del Partido Nacional, se espera que las elecciones presidenciales, rompan con la crisis arrastrada desde el Golpe de Estado de 2009. En este contexto, este análisis propone al estudio de los “usos de la historia” como una vía fructífera para el análisis de la historia presente de Honduras y las reminiscencias de su pasado.