por Raisa Erlich
Mujeres lindas, autos de lujo, magnates sirios y crímenes sin respuesta, con estos elementos comienza Chocar el mono (2017) de Bob Chow. Del mismo modo que en sus libros anteriores, el autor nos abre las puertas a un mundo alucinado donde todo es posible. Si bien los géneros resultan insuficientes, podríamos arriesgarnos a decir que este libro es un thriller evolutivo que se pregunta sobre la especie y la condición humana y cómo el mono chocó y llegó hasta el hombre (“La teoría de la evolución sostiene que Homo sapiens sapiens es más el resultado de un evento irrepetible que de una consecuencia esperable.”), cómo ese hombre vive y sufre hoy y cuáles son las expectativas que podemos tener como especie, muy cercanas a la ciencia ficción (“meditemos un segundo acerca del destino que nuestras descendientes, las computadoras, podrían reservar a sus creadores”). Todo esto se ve acompañado por una escritura sumamente paródica que se ríe de los estereotipos clásicos. Esta novela parodia, al mismo tiempo, los relatos de autoayuda y las novelas de aventura del estilo de James Bond.
Las reflexiones se entrelazan con la narración principal que plantea su enigma en las primeras páginas, cuando se llevan violentamente a una rubia de una fonda. El destino y la identidad de esta mujer constituirán una de las tramas que atravesará todo el relato y nos llevará a lugares tan remotos y exóticos como bellos: Uganda, Ghana, Bora Bora, Buenos Aires, entre otros. Pero ya sea que nos encontremos en África, en una isla remota del Pacífico o en Argentina, nuestro personaje será arrastrado por situaciones que lo ubican en el medio del misterio, sin ofrecer muchas respuestas.
Hallamos el mismo estilo tan característico de este autor fascinante también en sus otras novelas como La máquina de rezar y Todos contra todos y cada uno contra sí mismo: un estilo fragmentario que hilvana una narración excéntrica con reflexiones que van desde la ciencia ficción (con énfasis en el lugar de la tecnología en el presente y el futuro), hasta el fracaso de la psicología (en especial del psicoanálisis). En el caso particular de esta narrativa observamos que, junto a intereses antropológicos y evolutivos, se cuestiona la causalidad remota que nos llevó a poder representar, visualizar y, en última instancia, convertirnos en seres humanos. Vale la pena recordar que el epígrafe con el que abre el libro es: “En la suma de las partes/ Sólo hay partes”, del poeta Wallace Stevens; es decir, hay una búsqueda de las partes que no terminan de configurar una unidad ordenada, lo que se ve representado en la estructura narrativa de ésta y otras obras del autor donde las partes reflexivas y el relato principal tienen conexiones que los vinculan pero que resultan más intuitivas que certeras.
A los lectores que disfrutan acercándose a un mundo delirante, paródico, desmesurado, que reflexiona y se burla con gran maestría de temas actuales, les recomiendo la lectura de este libro, Chocar el mono. Se trata de la última novela de Bob Chow, aparecida en el año 2017, breve y atrapante, como toda la particular y psicodélica narrativa de este autor. La única dificultad que presentan las novelas es que se encuentran publicadas bajo el sello de distintas editoriales independientes (exceptuando Todos contra todos y cada uno contra sí mismo, que salió bajo el sello de La Bestia Equilátera y fue galardonada por dicho sello). En el caso de Chocar el mono, está publicada por la editorial Clase Turista. De todos modos en nuestro mundo, (igual de tecnológico que los mundos creados por Chow, pero menos distópico), podemos encontrarlos fácilmente por internet.